El microaglomerado en frío, también conocido como slurry, slurry asfáltico o lechada bituminosa, es una técnica de conservación de pavimentos que aplicada adecuadamente, constituye una solución económica, ecológica, eficaz y eficiente a muchos problemas no estructurales de carreteras y viales con firmes asfálticos.
El slurry es una mezcla bituminosa fabricada a temperatura ambiente con emulsión bituminosa de rotura lenta, áridos seleccionados, agua y, eventualmente, polvo mineral de aportación y aditivos, fabricada y puesta en obra con consistencia fluida por una máquina autopropulsada que simultáneamente fabrica y extiende la mezcla.
Se emplea en tratamientos superficiales de muy pequeño espesor (habitualmente no superior al centímetro) aportando al pavimento existente una mejora en la impermeabilidad y en las características superficiales (textura superficial y resistencia al deslizamiento). Constituye un manto protector para el firme, que le recubre a su vez con una nueva y eficaz capa de rodadura.
La aplicación de un microaglomerado en frío sirve para solucionar tres tipos de problemas:
- Mejora la textura y rugosidad superficial, incrementando la adherencia neumático-pavimento.
- Mejorar la impermeabilización del pavimento, prolongando su vida útil.
- Rejuvenecer pavimentos que presentan degradación y pérdida de material superficial, sellándolos y evitando que sigan degradándose superficialmente.
En aquellos casos en los que el pavimento no presenta grandes problemas estructurales ni deformaciones, el microaglomerado en frío constituye una solución muy eficiente y económica para la conservación de pavimentos, tanto preventiva como curativa. Del mismo modo, el microaglomerado en frío puede resultar muy eficaz combinado con otras técnicas de bajo coste como el sellado de grietas por ponteado o el parcheo localizado.
El éxito y la eficacia de un microaglomerado en frío, depende en buena medida de que sea utilizado dentro de su correcto ámbito de aplicación.